Los faros, esas construcciones solitarias, protectoras y románticas, expuestos al infinito océano y envueltos por el sonido del oleaje, con ese halo aventurero y literario fueron los protagonistas de la Ruta en coche por los faros de Costa da Morte.
Una ruta por un litoral tan frecuentado de paisajes excepcionales como de dramáticos naufragios.
La Costa da Morte, con sus más o menos 100 km. de litoral, guarda el récord de naufragios en aguas españolas.
Desde la Edad Media se han contabilizado un total de 640 las naves que encontraron su cementerio en esta costa.
La cantidad de bajos rocosos (baios en gallego) que se esconden en sus aguas, las fuertes corrientes, los temporales y las cerradas nieblas son las principales causas de tan desafortunados sucesos.
Cómo es la Costa da Morte
Pero la trágicamente hermosa Costa da Morte también guarda admirables rincones.
Entrañables pueblos pesqueros, impresionantes parajes naturales, restos de antiguos asentamientos, ancestrales tradiciones, misteriosas leyendas, detalles culturales en los que conviven religión con creencias paganas…
Y faros en lugares mágicos, dramáticos y sorprendentes.
Dónde está la Costa da Morte
La Costa de la Muerte notiene un territorio claramente definido, para unos empieza en la ría de Muros, para otros en Finisterre.
Nuestra ruta por los guardianes de la vida de la Costa de la Muerte comenzó en Muros y terminó en Malpica de Bergantiños, visitando un total de diez faros.
La villa de Muros tiene su origen y desarrollo en su puerto, ya mencionado en textos del S. XV como uno de los más grandes de Galicia.
La larga tradición pesquera queda latente en muchas de sus construcciones. El puerto, la calle porticada donde secaban y reparaban los aparejos de pesca, la parroquia del Carmen en honor a la patrona de los marineros, el mercado de pescado.
A este patrimonio hay que añadir callejuelas y plazas con encanto, capillas, cruceiros, uno de los mayores molinos de mareas que hubo en Galicia. Y por supuesto:
Faro de Louro
Es un faro pequeño que se localiza en una zona privilegiada entre las faldas del monte Louro y la ría de Muros-Noia, por lo que sus vistas son excelentes para contemplar toda la ría y el mar Atlántico.
Tomando un camino que sale a la izquierda del faro, llegamos a un lugar apartado y solitario donde pudimos ver un precioso atardecer.
Dejamos la ría de Muros-Noia y siguiendo por la costa hacia Finisterre, hicimos parada en el siguiente faro, el faro de Lariño.
Aunque también nos bañamos en la preciosa playa de Carnota, y conocimos uno de los hórreos más grande de Galicia.
Faro de Lariño
Se ubica en un enclave geográfico llamado Punta Insua. Un entorno admirable.
Fue construído entre los años 1913 y 1921, siendo un faro de vital importancia para la navegación, ya que es punto clave para la entrada en la Ría de Corcubión.
Hasta finales de los años 80 estuvo habitado por los sucesivos fareros y sus familias.
*Actualización (año 2021) Actualmente, el faro de Lariño alberga un hotel.
Este pequeño pueblo del concejo de Umbría no formaba parte de nuestra ruta por la Costa da Morte, pero siguiendo los consejos de un hostelero, improvisamos e hicimos una parada para ver la extraordinaria cascada de Ézaro.
También subimos al mirador de Ézaro, y además, nos adentramos en el interior para llegar a la pequeña aldea de Sta. Uxía que entre sus pocas construcciones cuenta con un encantadora casa rural-restaurante.
Faro islas Lobeiras
Saliendo de Ézaro pudimos tomar unas imágenes del faro de la islas Lobeiras.
Era lo más cerca que íbamos a estar de este faro, pues su acceso debe hacerse con embarcación y aprovechando marea alta para que sea posible alcanzar el muelle.
Las islas Lobeira son un conjunto de pequeñas islitas situadas en la ría de Corcubión, cuya superficie granítica representa una extensión en el mar del macizo de O Pindo.
Lobeira Grande
La isla mayor es llamada Lobeira Grande y allí se encuentra el faro.
Del origen del nombre hay dos versiones. Unos cuentan que en sus aguas habitaban lobos marinos. Otros que por el peligro que suponían para la navegación eran comparadas con lobos agazapados a la espera de su presa.
En 1906 se levanta el faro de las islas Lobeira para ayudar a los barcos a salvar los bajíos rocosos de la zona y facilitar la navegación por la ría.
Antiguamente, estaban habitadas por fareros, pero hoy en día el funcionamiento es automático.
El municipio de Corcubión abarca una pequeña península en el centro de su ría.
Su casco histórico se extiende al abrigo del puerto con edificios de alto interés histórico y artístico; desde casas blasonadas de la Edad Media, hasta viviendas de estilo modernista y de clara influencia indiana. Compartiendo espacio con edificios de blancas galerías acristaladas.
Faro de Cabo Cee
Construido en 1860. Sus reducidas dimensiones contrastan con las grandiosas vistas que ofrece: Ézaro, el monte Pindo, las islas Lobeiras, la entrada de la ría de Corcubión y hasta la península de Fisterra.
Cuando llegamos al faro coincidimos con un marinero ya jubilado que nos contó naufragios, leyendas y otras anécdotas de faro y de la ría.
Fisterra es el lugar donde muchos peregrinos terminan su etapa después de pasar por Santiago de Compostela.
Algunos se acercan hasta la iglesia de Sta. María de Ares, luego queman la ropa que han usado en el camino, cogen la concha y finalmente se dan un baño en el mar, concluyendo así definitivamente su peregrinación.
Parece ser que es un tradición muy lejana. Por lo visto, los pueblos celtas peregrinaban hasta este lugar creyendo en la existencia de otra vida en el horizonte, por donde se ocultaba el sol.
A los romanos les aterraba ver los ardientes rayos del sol cuando era engullido por el inmenso mar. Ellos le dieron el nombre «finis» «terrae», creyendo que estaban ante el fin del mundo conocido.
Faro de Fisterra
Nuestra visita en el fin del mundo no podía terminar de mejor forma que con la puesta del sol en el cabo de Fisterra. Un extra de la ruta por los faros de la Costa da Morte.
En un paraje agreste y de grandes acantilados, en un espacio cargado de espiritualidad y con un faro alumbrando uno de los puntos más occidentales de Galicia, contemplamos como el astro sol se escondía en un mar testigo de numerosas tragedias.
El faro de Fisterra se sitúa en la punta de este cabo. Se construyo en 1853 y se compone de un edificio octogonal, de la casa del farero y de una plaza de homenaje.
Hace unos años, el edificio de la Marina se habilitó como pequeño hotel y restaurante.
Muxía se da a conocer en los folletos de turismo como villa de historia, leyenda, mar y viento. De todo esto fuimos participes.
Por supuesto no podía faltar los protagonistas de la ruta por los faros de Costa da Morte. Y es esta ocasión por partida doble.
Faro de Touriñan
El faro de Touriñán se encuentra en el cabo homónimo, un saliente que se adentra casi 1 km. en el mar y con una altura máxima de 93 mts. sobre el nivel del mar.
Estábamos en el punto más occidental de la España peninsular, el lugar donde más tarde se pone el sol. Por tanto, es el faro de la Península que más se adentra al Atlántico.
Se inauguró en 1898 aprovechando la óptica del viejo faro de Vilán que alcanzaba las 10 millas, con una luz fija blanca producida por una lámpara de parafina.
En 1918 se cambió por una de vapor de petróleo, aumentando el alcance hasta las 20 millas
Faro de Muxia
Es un faro pequeño y sencillo pero que se engrandece con el mágico entorno que lo rodea: piedras mágicas, santuario, monolito homenaje…
Este pequeño faro entró en funcionamiento en el año 1898.
Faro de Touriñan
Puesta del sol en Muxia. Santuario Sta. María de la Barca
Dejamos la costa de Muxía y nos adentramos en el interior para conocer el castillo de Vimianzo, los batanes y molinos del río Grande y realizar la ruta de los Dólmenes.
Este día no hubo faros pero sí muestras de patrimonio histórico, industrial y megalítico.
Camariñas es un tranquilo pueblo pesquero. Pero si por algo es famoso en todo el mundo es por sus encajeras y por su maravillosas creaciones de encajes de bolillos.
Por Camariñas dimos un paseo por el puerto y por el antiguo barrio de pescadores, donde es posible encontrar a mujeres en la puerta de casa centradas en sus puntos y palillos.
No hay ventana en Camariñas que no luzca los delicados encajes.
Para profundizar más sobre el arte de los bolillos de Camariñas, visitamos el Museo del Encaje.
Después continuamos la ruta por los faros de Costa da Morte en:
Faro Vilán
En 1896 se inaugura el faro de Vilán, el primer faro eléctrico de España, lo que supuso una notable mejoría para la navegación.
Años después, en 1933 fue declarado de Interés Nacional. En 1962 se reformó la óptica alcanzando 28 millas y añadiéndole una sirena antiniebla.
Actualmente, el faro Vilán tiene unas salas destinadas a museo con antiguas ópticas y otros elementos de la historia del faro, un centro de interpretación de los naufragios, una sala de exposiciones y una cafetería.
También cuenta con una vivienda para los fareros y sus familias. En este caso para la farera que se ocupa del funcionamiento de este emblemático «salvavidas» de Costa da Morte.
Curiosamente, es uno de los pocos faros habitados de España.
Laxe es un entrañable pueblo pesquero con un interesante casco histórico de casas de piedra balconadas al puerto y a la inmensa playa.
Con una playa que aunque es urbana tiene toda la apariencia de playa salvaje por sus dunas de arena blanca.
Una bonita panorámica de la villa se puede tomar desde la iglesia de la Virgen de la Atalaia, situada en una zona alta. Lugar donde antiguamente subían los marineros para comprobar el estado de la mar antes de salir a faenar y para avistar ballenas.
Faro de Laxe
En la punta de Insua, también llamada Punta do Boi, a 50 mts. del nivel del mar, se sitúa el faro de Laxe. De reducidas dimensiones y réplica exacta del vecino faro de Roncudo.
Se construyó en 1920 y como curiosidad contar que la linterna no está acristalada.
El faro en sí no es muy llamativo pero el entorno es espectacular y ofrece unas preciosas puestas de sol.
Contribuye a embellecer este escenario una escultura en bronce de una mujer con un niño en brazos denominada «A Espera» en homenaje a los marineros desaparecidos en el mar y a sus familias.
Prados, bosques y acantilados de nostálgica belleza es el paisaje en el que su ubica el pueblo marinero de Malpica de Bergantiños.
Si el entorno es naturaleza en estado salvaje, el interior es un laberinto de calles estrechas con auténtico sabor marinero. Siendo el puerto uno de los principales atractivos y de visita indispensable para apreciar el ambiente pesquero.
Pero la ruta por los faros de Costa da Morte nos había traído hasta aquí para ver faros, y eso hicimos.
Faro Roncudo
Para llegar a este faro hay que atravesar el pequeño pueblo costero de Corme-Porto. Continuar por una carretera que discurre paralela a los abruptos acantilados de la ría de Come y Laxe.
Por un paisaje rocoso, agreste y desolado, donde una vez más el nombre de esta costa queda perfectamente reflejado.
La belleza dramática de la Costa da Morte culmina al llegar al faro Roncudo, que se alza entre grandes piedras de granito, junto a unas cruces blancas en memoria de los fallecidos en el mar.
Se construyó en 1920, el mismo año que su gemelo el faro de Laxe. El nombre viene del ruido ronco que hace el mar cuando rompe en los acantilados.
Faro de Punta Nariga
El broche final a este recorrido por los faros de la Costa da Morte lo puso este extraordinario faro.
Levantado sobre una construcción que simula la proa de un barco adentrándose en el mar, siendo el mascarón de proa una figura realizada en bronce denominada Atlante.
El faro Nariga fue construido en 1995, por lo que es el más moderno de Galicia. Se alza a 50 mts. de altura y su alcance lumínico es de 22 millas.
Un lugar con un encanto especial. Ideal para admirar los cambios cromáticos de la puesta del sol entre roquedos con curiosas formas labradas por el agua y viento.