Ruta por La Hiruela, un rincón de cuento en la Sierra de Madrid
Si buscáis una atractiva ruta, cerca de la ciudad de Madrid, sencilla para hacer en familia y con niños, os recomiendo la ruta por La Hiruela, de nombre Senda de los Oficios.
La Hiruela. Sierra del Rincón
La Hiruela es un bonito pueblo de la denominada Sierra del Rincón, también conocida con el nombre, injusto y nada acertado, de «sierra pobre de Madrid».
Sus calles empedradas y sus viviendas de adobe, pizarra y madera mantienen gran parte de su estructura original. Otorgándole ese carácter de autenticidad y conservando la esencia de pueblo serrano.
Se ubica en una atractiva orografía compuesta de montes, cerros y collados. Así como de preciosos valles encajados, por los que discurren el río Jarama y otros arroyos.
A este magnífico relieve hay que añadirle las pinceladas de bosques de robles, avellanos, abedules y castaños, de huertos y de bucólicas praderas. El resultado no podía ser más admirable.
Después de visitar el núcleo de La Hiruela, decidimos hacer una de las rutas que recorren los alrededores.
Elegimos la Senda de los Oficios de la Vida, que nos permitiría contemplar los extraordinarios paisajes y descubrir su patrimonio etnográfico.
De esta forma, conocimos algunos de los antiguos oficios de los habitantes de La Hiruela y sus recursos: un molino harinero, un colmenar y una carbonera.
El inicio del recorrido discurre por un camino que atraviesa huertos particulares. Otro de los pilares económicos de La Hiruela, pues sus frutos fueron aprovechados tanto para autoconsumo como para su venta.
Descripción de la ruta
Es una ruta sin ninguna dificultad, aunque un tramo, en dirección a la carbonera, se realiza por el borde de la carretera.
La longitud del recorrido es de casi 3 km.
Existe la posibilidad de realizar esta senda con guía. Sale todos los sábados y domingos a partir de las 12:00 horas, de la Plaza del Ayuntamiento de La Hiruela. Teléfono de contacto 91 869 73 28
Cestas preparadas para la recogida de las manzanas
No faltan carteles informativos en todo el recorrido
Robledal de La Hiruela
Robles albares y melojos en el Robledal de La Hiruela
Molino Harinero de La Hiruela. Funcionaba antaño con sus muelas movidas por las aguas del Jarama
Merendero junto al Molino Harinero de La Hiruela
Río Jarama
Colmenar. Colmenas realizadas en tocones de roble huecos, tapados con lajas de piedra y sellados con hojalata y adobe.
Bosque de robles, castaños y abedules
Castaños en el camino hacia la carbonera
Carbonera y cabaña del carbonero
Dónde está La Hiruela
En la Sierra del Rincón, en el extremo noreste de la Comunidad de Madrid.
Se eleva a una altura que varía entre los 900 y 2000 mts., Por lo que es habitat de diversas y diferentes especies del mundo vegetal y animal. Representando los ecosistemas mediterráneos y aportando una extraordinaria riqueza paisajística.
Además de la diversidad de paisajes (robledales, pinares, fresnedas, encinares y su famoso hayedo) la Sierra del Rincón cuenta con pequeños pueblos que guardan el encanto de lo de antaño.
Estos pueblos son Montejo de la Sierra, Horcajuelo de la Sierra, Pradena del Rincón, Puebla de la Sierra, y La Hiruela.
La Sierra del Rincón fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en junio de 2005
A la entrada de La Hiruela nos encontramos con este enorme y famoso peral que se menciona en una de las jotas del cancionero popular de la comarca
Antigua casa rehabilitada para funcionar como restaurante
Un poco de historia de La Hiruela
No hay muchos datos sobre los orígenes y la historia de La Hiruela.
Posiblemente fue fundada en la época de la Reconquista, entre los siglos XII y XIII, formando parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago.
En el siglo XV, obtiene el título de Villazgo y su cañada el rango de Real.
Favorecida por su situación geográfica, que le proporcionaba pastos para la ganadería, tierras de regadío, montes, agua, caza y pesca, la población se fue asentando en la aldea y el tejido urbano se fue consolidando, llegando casi intacto hasta la época actual.
La Hiruela fue muy valorada por sus árboles frutales: manzanas y cerezos, cuyos frutos eran vendidos en los pueblos cercanos y hasta en la propia capital.