Una forma interesante y singular de visitar la catedral de Toledo es a través de la novela de Vicente Blasco Ibáñez. Una visita guiada por la «Giganta» de la mano de uno de los grandes escritores del siglo XX.
La Catedral de Toledo por Vicente Blasco Ibáñez
En 1903 Vicente Blasco Ibáñez termina de escribir La Catedral, novela que expone y denuncia la situación social, política y económica de la España de finales del siglo XIX. Poniendo un énfasis especial en el mundo del clero.
Con el mismo lenguaje brillante y colorista con el que describe la huerta valenciana y el mar Mediterráneo en sus novelas más conocidas, en esta ocasión, VicenteBlasco Ibáñez hace una descripción cuidada y minuciosa de la catedral de Toledo o laGiganta.
La novela viene a ser como un recorrido virtual por todos los elementos del templo: fachadas, capillas, coro, claustro, campanario…
Hasta llegar a las claverías o claustro alto, el espacio más desconocido, humilde y antítesis del resto de la catedral.
Escenario principal de la novela, pues aquí es donde vive el protagonista, Gabriel Luna, junto con otros personajes secundario.
«Era un pueblo que vivía sobre la catedral al nivel de los tejados, y al llegar la noche y cerrarse la escalera de la torre quedaba aislado de la ciudad. La tribu semieclesiástica se procreaba y moría en el corazón de Toledo, sin bajar a sus calles…»
Una vez terminada la lectura de La Catedral, he querido visitar de nuevo el templo. En esta ocasión sin más guías que las letras de Vicente Blasco Ibáñez. Y recoger algunas de las descripciones de la novela en este blog.
Catedral de Toledo
Descripción de los estilos de la catedral
«La gestación de la giganta había durado cerca de tres siglos. Era como los animales enormes de la época prehistórica, durmiendo largos años en el vientre materno antes de salir a la luz.
Cuando sus pilastras y muros surgieron del suelo, el arte gótico aún estaba en su primera época. En los dos siglos y medio que duró la construcción, la arquitectura hizo grandes adelantos.»
«En ella encontraba el seminarista muestras de todas las arquitecturas que han florecido en la Península. El gótico primitivo y rudo lo veía Gabriel en las primera portadas; el florido en la del Perdón y la de los Leones; la arquitectura árabe extiende sus graciosos arcos de herradura en el triforium que corre por todo el ábside tras el altar mayor […]. El estilo plateresco mostraba su gracia juguetona en la portada del Claustro, y hasta el arte churrigueresco tenía la mayor de sus muestras en el transparente de Tomé que rompe la bóveda detrás del altar mayor para dar luz al ábside.»
La Giganta. Portada del Perdón
Arcos de herradura en el triforium
Estilo plateresco en la portada del claustro
Transparente de Tomé
Toledo y la catedral
«Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en un lugar preeminente, presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza, y las comparaba con la de Toledo, la iglesia madre-española, ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean…»
… ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean
«La plazuela del Ayuntamiento era el único desgarrón que permitía al cristiano monumento respirar su grandeza. En este espacio a cielo libre, mostraba a la luz del alba los tres arcos ojivales de su fachada principal y la torre de las campanas de enorme robustez y salientes aristas, rematadas por la montera del «alcuzón» especie de tiara negra con tres coronas, que se perdía en el crepúsculo invernal nebuloso y plomizo»
Torre del campanario rematada por la montera del alcuzón
…especie de tiara negra con tres coronas , que se perdía en el crepúsculo invernal nebuloso y plomizo
EXTERIOR DE LA CATEDRAL DE TOLEDO
«La piedra blanda servía para las labores arquitectónicas; otra piedra más blanda aún formaba las bóvedas. En el exterior, los contrafuertes y botareles, así como los arbotantes que como puentes se extienden entre ellos, son de piedra berroqueña durísima, formando un caparazón dorado, obscurecido por los siglos, que protege y sustenta las aéreas delicadezas del interior. Las dos clases de piedra marcan el aspecto de la catedral: obscura y rojiza por fuera, blanca y lechosa por dentro.»
La piedra blanda servía para las labores arquitectónicas
Los arbotantes de piedra berroqueña durísima
1. Puerta del Perdón
«Comenzaba a amanecer cuando Gabriel Luna llegó ante la catedral. En las estrechas calles toledanas todavía era de noche…»
«Sin dejar de andar, para defenderse del frío, contemplaba la puerta del Perdón, la única fachada de la iglesia que ofrece un aspecto monumental»
Toledo de noche. Puerta del Perdón.
«Una verja rematada por jarrones del S. XVIII se extendía ante la portada, cerrando un atrio de anchas losas, en el cual verificábanse en otros tiempos las aparatosas recepciones del cabildo y admiraba la muchedumbre los gigantones en días de gran fiesta.»
Jarrones del siglo XVIII
…gigantones en días de gran fiesta. Ayuntamiento
«El primer cuerpo de la fachada estaba rasgado en el centro por la puerta del Perdón, arco ojival enorme y profundo, que se estrecha siguiendo la gradación de sus ojivas interiores, adornadas con imágenes de apóstoles calados doseletes y escudos con leones y castillos»
Arco ojival enorme y profundo…
«En el pilar que divide las dos hojas de la puerta, Jesús, con corona y manto de rey, flaco, estirado, con el aire enfermizo y mísero que los imagineros medioevales daban a sus figuras para expresar la divina sublimidad. En el tímpano un relieve representa a la Virgen rodeada de ángeles, vistiendo una casulla a S. Ildefonso…»
Jesús en el pilar y la escena de la Virgen en el tímpano
La Virgen vistiendo a S. Ildefonso
Puerta de la Torre, puerta del Perdón, puerta de los Escribanos
«A un lado, la puerta llamada de la Torre; al otro, la de los Escribanos, por la que entraban en otros tiempos, con gran ceremonia, los depositarios de la fe pública a jurar el cumplimiento de su cargo; las dos con estatuas de piedra en sus jambas y rosarios de figurillas…»
Puerta de la Torre, puerta del Perdón y la Puerta de los Escribanos
Puerta de la Torre
Esculturas fachada del Perdón
«Encima de estas tres puertas, de un gótico exuberante, se elevaba el segundo cuerpo, de arquitectura grecorromana y construcción casi moderna… Jesús y los doce apóstoles, todos de tamaño natural, estaban sentados a la mesa, cada uno en su hornacina…»
Jesús y los Apóstoles sentados a la mesa
«Más allá extendían sus arcadas de medio punto dos galerías de palacio italiano…»
«A continuación se elevaba el tercer cuerpo, dos grandes arcos que daban luz al rosetón de la nave central, coronado todo por una barandilla de calada piedra que seguía las sinuosidades de la fachada entre las dos masas salientes que la resguardaban: la torre y la capilla mozárabe.»
…dos grandes arcos que daban luz al rosetón de la nave
2. Arco del Arzobispo
«…bajo el gran arco que pone en comunicación el palacio del arzobispo con la catedral, reuníanse los mendigos para tomar sitio en la puerta del claustro «
Arco del Arzobispo
3. Puerta del Mollete
«Primitivamente se llamó (puerta) de la Justicia[…] Luego la llamaron del Mollete, porque todos los días después de la misa mayor, el preste, con acólitos y pertigueros, se presentaban en ella a bendecir los panes de media libra o molletes que se repartían entre los pobres.»
Puerta del Mollete
4. Puerta del Reloj
«La puerta del Reloj, llamada también de la Feria, con sus rudas esculturas de hierática rigidez y el tímpano cubierto de compactas escenas de la Creación, contrastaba con la puerta del otro extremo del crucero, la de los Leones[…]
La Virgen María y el Niño en el parteluz de la puerta del Reloj
Puerta del Reloj
con sus rudas esculturas
A los lados de la puerta, las esculturas de los Reyes Magos y los pajes
5. Puerta de los Leones
«[…] la de los Leones, o, por otro nombre, de la Alegría, construida doscientos años después, risueña y majestuosa a la par como la entrada de un palacio y revelando ya las carnales audacias del Renacimiento, que pugnaba por aposentarse entre las rigideces de la arquitectura cristiana. Una sirena desnuda, fija a la puerta por su cola enroscada, sirve de llamador.»
Puerta de los Leones
El llamador con forma de sirenas desnudas
Ventanales de la fachada de los Leones
INTERIOR DE LA CATEDRAL DE TOLEDO
«Gabriel que conocía su hermosura interior, pensaba en las viviendas engañosas de los pueblos orientales, sórdidas y miserables por fuera, cubiertas de alabastros y filigranas por dentro. No en balde, habían vivido en Toledo, durante siglos, judíos y moros…»
El aspecto austero del exterior contrasta con la riqueza ornamental del interior
Capilla de S. Blas
Sala Capitular con los retratos de los arzobispos toledanos
Artesonado de la Sala Capitular
Bóveda de la Sacristía Mayor
El Expolio del Greco. Sacristía Mayor
Órgano
«La catedral, labrada toda en piedra blanca y lechosa de las canteras inmediatas a Toledo, se remonta de un solo esfuerzo desde las bases de las pilastras hasta las bóvedas, sin triforiums que corten las arcadas y achaten y hagan pesadas sus naves con ojivas superpuestas.»
1. Las naves
«Se marcaban con toda su elegante y atrevida esbeltez las ochenta y ocho pilastras, robustos haces de columnas que suben audazmente cortando el espacio, blancos como si fuesen de nieve solidificada, y esparcen entrecruzan sus nervios para sostener las bóvedas…»
Pilastras sosteniendo las bóvedas
«Las bases de las pilastras eran groseras, sin adorno alguno. Subían los haces de columnas con rígida sencillez, marcando el arranque de los arcos con capiteles simples, en los cuales el cardo gótico aún no tiene la exuberante frondosidad del período florido. Pero en las bóvedas, allí donde la catedral estaba al término de su gestación, o sea dos siglos después de comenzada la obra, los ventanales, con sus ojivas multicolores, muestran la magnificencia de un arte en su período culminante.»
«En lo alto se abrían los grandes ventanales, con sus vidrieras que parecen jardines mágicos cubiertos de flores de luz.»
Vidrieras
Rosetón
2. La Girola
«En las tardes de asueto, Gabriel abandonaba el Seminario, vagando por la catedral hasta la hora en que se cerraban sus puertas. Le gustaba pasear por las naves, detrás del altar mayor, el sitio más obscuro y silencioso del templo. Allí dormía gran parte de la historia de España.»
La Girola rodeando el altar mayor
3. Capilla Mayor
«Gabriel, en sus paseos por la catedral, admiraba la verja del altar mayor, maravillosa obra de Villalpando, con sus follajes de oro viejo y sus barrotes negruzcos con manchas de estaño. Estas manchas hacían afirmar a los mendigos y guías del templo que la verja era de plata, sólo que los señores canónigos la habían pintado de negro para evitar que la robasen los soldados de Napoleón.
Detrás de ella lucía el retablo del altar mayor su majestuosa fábrica de un dorado suave y viejo: todo un mundo de figuras representando, bajo calados doseletes, las diversas escenas del drama de la Pasión. Entre el retablo y la verja, el oro parecía chorrear, resbalando por las blancas paredes, marcando con líneas deslumbrantes las junturas de los sillares. Bajo ojivas dentadas, estaban los sepulcros de los reyes más antiguos de Castilla y el del gran cardenal Mendoza.»
Capilla Mayor
4. Capilla de los Luna (capilla de Santiago)
«Se detenía ante capilla de Santiago, mirando a través de las verjas de sus tres arcos ojivales. En el fondo, el santo de las leyendas, vestido de peregrino, con la cuchilla en alto, atropellaba con su caballo a la morisma. Grandes conchas y escudos rojos con una luna de plata adornaban los muros blancos, subiendo hasta la bóveda (…).
La de doña Juana Pimentel tenía arrodillados en sus ángulos a cuatro frailes de mármol amarillento, que contemplaban a la noble señora tendida en la parte alta del monumento. La del infeliz condestable de Castilla estaba escoltada por cuatro caballeros santiaguistas envueltos en el manto de la orden, que parecían velar a su Gran Maestre, enterrado sin cabeza en la caja de piedra orlada de góticos junquillos.»
Capilla de los Luna
5. Capilla Mozárabe
«Algunas mañanas asomábase a la capilla Mozárabe, siguiendo atentamente la anticuada liturgia de los sacerdotes adscritos a ella, fieles guardadores del culto católico de la Edad Media. En las paredes estaban representadas, con vivos colores, las escenas de la conquista de Orán por el gran cardenal Cisneros. Gabriel, escuchando el canto monótono de los sacerdotes mozárabes, recordaba las luchas en tiempo de Alfonso VI entre la liturgia romana y la de Toledo, el culto extraño y el nacional.
Los creyentes, para acabar la eterna disputa, habían apelado al «juicio de Dios». El rey nombró el campeón de Roma, y los toledanos confiaron la defensa del rito gótico a la espada de Juan Ruiz, un castellano de orillas del Pisuerga. Triunfó en el combate el breviario gótico, demostrando su superioridad con magníficas cuchilladas; pero aun después de manifestarse por este medio contundente la voluntad de Dios, el rito romano fue poco a poco enseñoreándose del culto, hasta dejar al mozárabe arrinconado en aquella capilla como una curiosidad del pasado»
Capilla mozárabe
6. El coro
«Luna sentía el anonadamiento de la admiración siempre que entraba en el coro. Aquella sillería alta, obra en un lado de Felipe de Borgoña y en otro de Berruguete, le embriagaba con su profusión de mármoles, jaspes y dorados, estatuas y medallones. Era el espíritu de Miguel Ángel que resurgía en la catedral toledana.»
Posturas difíciles, rarísimas y obscenas
«La había tallado Maestre Rodrigo en la época que la España cristiana, conmovida de entusiasmo, asistía a los últimos esfuerzos de los Reyes Católicos para completar la Reconquista. En los respaldos y en los tableros de los frisos, cincuenta y cuatro cuadros tallados reproducían los principales incidentes de la conquista de Granada»
Tallas con la conquista de Granada
Sillería del coro
«Le interesaban más los brazos de las sillas, los pasamanos de las escaleras que conducen a la sillería alta, los salientes que separan los asientos y sirven para reclinar la cabeza, cubiertos de animales y seres grotescos: perros, monos, aves, frailes y pajecillos, todos en posturas difíciles, rarísimas y obscenas. Era un mundo de caricaturas de la lujuria, de gestos simiescos y estremecimientos satíricos, en el que asomaba la pasión carnal con la mueca de la animalidad más grotesca.»
Seres grotescos
7. El Claustro
«El jardín, que se extiende entre los cuatro pórticos del claustro, mostraba en pleno invierno su vegetación helénica de altos laureles y cipreses, pasando sus ramas por entre las verjas que cierran los cinco arcos de cada lado hasta la altura de los capiteles.»
«Pero las ojivas que lo cerraban, los andenes pavimentados con grandes losas berroqueñas, en cuyos intersticios crecía la hierba en festones, la cruz del cenador central, el olor mohoso del hierro viejo de las verjas y la humedad de la piedra de los contrafuertes cubiertos por la verde capa de las lluvias, daban al jardín un ambiente de vetustez cristiana.»
Jardín del claustro
Jardin monacal
«Aquel pequeño mundo vegetal no cambiaba. Su sombra verdosa era semejante al crepúsculo que envolvía el alma del jardinero. No era la alegría ruidosa, desbordante de colores y susurros, del huerto al aire libre inundado de sol; tenía la melancólica belleza del jardín monacal entre cuatro paredes, sin más luz que la que desciende a lo largo de los aleros y las arcadas, ni otras aves que las que revolotean en lo alto mirando con asombro un paraíso en el fondo de un pozo.»
tenía la melancólica belleza de jardín monacal…
Arcos del claustro
Puertas del claustro
«Luna siguió adelante por el claustro, pasando entre las dos puertas que lo ponen en comunicación con el templo. La llamada puertadelaPresentación, toda de piedra blanquísima, es una alegre muestra de arte plateresco, cincelada cual una joya, con adornos caprichosos y alegres de juguete. (…) la puerta de Sta. Catalina, negra y dorada, con gran riqueza de follajes policromos, castillos y leones en las jambas y dos estatuas de profetas.»
Puerta de la Presentación
Puerta de Santa Catalina
Detalle Puerta de Sta. Catalina
Frescos del claustro
«Todo estaba lo mismo. A lo largo de los muros, los grandes frescos de Bayeu y Maella representando los trabajos y grandezas de San Eulogio, sus predicaciones en tierra de moros y las crueldades de la gente infiel de gran turbante y enormes bigotes que golpea al santo.»
Frescos de Francisco Bayeu y Mariano Maella
La historia de Sta. Catalina en los frescos del claustro
«En la parte interior de la puerta del Mollete, el horrendo martirio del niño de La Guardia, la leyenda nacida a la vez en varios pueblos católicos al calor del odio antisemita: el sacrificio del niño cristiano por judíos de torva catadura, que lo roban de su casa y lo crucifican para arrancarle el corazón y beber su sangre»
Interior de la puerta del Mollete con los frescos del martirio del niño cristiano
8. Las Claverías
«Atravesaron la galería cubierta del arco del Arzobispo y entraron en el claustro alto, llamado Las Claverías: cuatro pórticos iguales en longitud a los del claustro bajo, pero desnudos de toda decoración y con un aspecto mísero.(…)»
Entrada a las Claverías
Las Claverías o claustro alto
pero desnudos de toda decoración
Escenario de la novela de La Catedral
«El claustro, con sus pórticos bajos, ofrecía el aspecto de cuatro calles, cada una de las cuales sólo tenía una fila de casas. Enfrente estaba la chata columnata sobre cuyas barandillas asomaban sus copas puntiagudas los cipreses del jardín»
Jardín visto desde el claustro alto
Las Claverías o claustro alto
«Por encima del tejado del claustro veíanse las ventanas de la segunda fila de habitaciones, pues casi todas las casas de las Claverías tenías dos pisos»
veíanse las ventanas de la segunda fila de habitaciones
«A Gabriel le gustaba, por su silencio y su imponente soledad, aquel mundo extraño aposentado en la cabeza de la catedral. Era una selva de maderos poblada de bestias lúgubres que vivía olvidada en el interior de la bóveda craneal del templo. El buen Dios tenía una casa para los fieles y un inmenso desván para las bestias del espacio.»
Las Claverias, el lugar donde se desarrolla la novela
9. Cuarto del Tesoro- Custodia
«La salvaje soledad de las alturas contrastaba con la riqueza de la capilla del Ochavo, llena de reliquias en vasos de oro y arquillas de esmalte y marfil; con la magnificencia del Tesoro, que amontona las perlas y las esmeraldas con tanta profusión como si fuesen guijarros; con la elegante abundancia del guardarropa, lleno de telas sobre las cuales reproducía el bordado todos los matices de la pintura.»
Custodia Procesional (S.XVI) realizada en oro, plata dorada, diamantes, perlas y esmeraldas
10. La torre
«La torre de las campanas ocultaba un pedazo de cielo, ostentando sobre sus flancos rojizos, ornados de junquillos góticos y contrafuertes salientes, las fajas de mármol negro con cabezas de misteriosos personajes y escudos de armas de los diversos arzobispos que intervinieron en su construcción. En lo alto, cerca de los pináculos de piedra blanquísima, mostrábanse las campanas tras de enormes rejas, como pájaros de bronce en jaula de hierro.»
las campanas tras de enormes rejas, como pájaros de bronce en jaula de hierro.»
La Campana Gorda o de S. Eugenio (S.XVIII)
Breve historia de la catedral
«Tras éstos, surgían en la interesante cronología los arzobispos guerreros; los prelados de cota de malla y hacha de dos filos; los conquistadores, que, dejando el coro a los humildes, montaban en su trotón de guerra y creían no servir a Dios si en el año no añadían algunas aldeas y montes a los bienes de la Iglesia.
Conquista de Toledo
Llegaban en el siglo XI, con Alfonso VI, a la conquista de Toledo. Los primeros eran franceses, monjes del famoso monasterio de Cluny, enviados por el abad Hugo al convento de Sahagún, y que comenzaban a usar el Don como señal de señorío. A la piadosa tolerancia de los anteriores obispos, acostumbrados al trato con árabes y judíos en la amplia libertad del culto mozárabe, sucedía la feroz intransigencia del cristiano conquistador. El arzobispo don Bernardo, apenas se ve en la silla de Toledo, aprovecha la ausencia de Alfonso VI para violar sus compromisos.
Mezquita Mayor convertida en catedral
La mezquita mayor sigue en poder de los moros, por pacto solemne del rey, tolerante en materias religiosas como todos los monarcas de la Reconquista.
El arzobispo se apodera de la voluntad de la reina, la hace cómplice de sus planes, y una noche, seguido de clérigos y obreros, derriba las puertas de la mezquita, la limpia, la purifica, y por la mañana, cuando acuden los sarracenos a dirigir sus oraciones al sol naciente, la encuentran convertida en catedral católica.
Los vencidos, seguros de la palabra dada por el vencedor, protestan escandalizados, y si no se sublevan es por la intervención del alfaquí Abu-Walid, que confía en que el rey cumplirá sus compromisos.
Alfonso VI, en tres días, viene sobre Toledo desde el fondo de Castilla, dispuesto a matar al arzobispo y aun a su propia mujer por este atentado que pone en entredicho su palabra de caballero.
Pero tan grande es su furia, que los mismos árabes se conmueven; el alfaquí sale a su encuentro para rogarle que respete lo hecho, ya que los perjudicados se conforman, y en nombre de los vencidos le releva de cumplir su palabra, pues la posesión de un edificio no es motivo bastante para que se altere la paz.»
Capilla de la Descensión en el lugar donde estuvo el Altar Mayor del primer templo visigótico.