Una ruta de senderismo atractiva por la Ribeira Sacra es la ruta de las pasarelas del río Mao. Además, es muy apropiada para hacer en familia, con niños… pues no requiere mucho esfuerzo físico.
La mayor parte del recorrido vamos a caminar por unas pasarelas colgantes de madera, siguiendo el curso del Mao. En algunos tramos, incluso podremos tocar las copas de los árboles.
Dónde comienza la ruta por las pasarelas del río Mao
Se inicia en la antigua Fábrica de la luz (hoy convertida en museo y albergue) dentro del término municipal de Parada de Sil.
A pocos metros de este edifico, empieza la senda por las pasarelas de madera. Tras andar algo más de un kilómetro sobre ellas, llegaremos al punto donde el río Mao desemboca en el Sil.
Después encontramos un camino de arena que lleva hasta la aldea de Barxacova.
La vuelta puede ser por el mismo trayecto de ida o por la carretera que sale de dicha aldea.
Cómo es la ruta por las pasarelas del río Mao
El río Mao, con sus aguas cristalinas, ha ido excavando un agreste cañón con unos frondosos bosques de robles, castaños, madroños, laureles, musgo, hiedra y retama.
A mitad del recorrido, encontraremos un mirador sobre un saliente de la montaña. Será parada obligatoria para disfrutar de unas espectaculares y preciosas vistas.
Más adelante, llegaremos a la zona donde el río se ensancha, próximo a la desembocadura. Aquí, si el tiempo acompaña, podremos darnos un chapuzón. Es la zona de baño.
Duración y dificultad
Recorrido total es 3,4 Km. con una dificultad baja.
Tiempo aproximado: 1 hora. (Media hora más, si lleváis un paso tranquilo y os gusta mucho parar a hacer fotos…).
Si es verano, os podéis bañar en el río, con lo que la ruta puede convertirse en una excursión para pasar el día.
Río Mao
Nuestra experiencia por la ruta del río Mao
De regreso a la Fábrica de la luz, nos encontramos con este castaño:
No era el primero que veíamos con esos agujeros en el tronco, algunos dan una imagen siniestra pues es como si tuvieran boca y ojos.
Parece ser, que los boquetes los produce un hongo que penetra por las fisuras del castaño extendiéndose por el tronco con la lluvia y el viento. Pero el árbol convive con el hongo y sigue dando unos frutos de gran calidad.
Antiguamente, los recolectores de castañas utilizaban estos agujeros para guardar los frutos y los recogían al final de la jornada.
Y con estas curiosidades, terminó nuestra pequeña excursión por la ruta del río Mao.
«Pasa río, pasa río con tu manso rebullir, pasa, pasa, entre las hojas de color oro y marfil, a quien con tus dulces labios dulce cosas has de decir …»